domingo, 17 de junio de 2012

Soñemos despiertos

Levantémonos una mañana, abramos bien los ojos y miremos por la ventana. Yo veo un mendigo, veo una madre que vuelve cansada del trabajo, veo un anciano que apenas se sujeta en su viejo bastón. Veo una niña sin regalos de cumpleaños, una empresaria que cierra por quiebra y un payaso que ya no sabe hacer reír. Todos se preguntan cómo llegarán a fin de mes, y ninguno lo sabe.
También veo gente que tiene mucho, y que quiere más, que vive del cuento, con chófer, asistenta y mayordomo, y que dice intentar arreglar el país mientras se carcajea en sus adentros. Y es muy injusto, y nadie hace nada.
Así que mientras que no haya una gran movilización, solo queda soñar. Soñar con que habrá un futuro mejor, una vida mejor, un país mejor. Volvamos a mirar por la ventana. Veo personas con esperanzas, con esfuerzo, con ilusión. Intentan quedarse con lo bueno de la vida: el amor, la amistad, la familia... juntos comparten sus desilusiones y las alegrías de las que aún disponen. ¡Fíjate! Sonríen. Aún. Porque no son infelices del todo. Saben que la situación es pésima, saben que durará mucho más. Pero saben que tiene un final, y que hasta que llegue, sonreír es gratis, y bromear y hacer que los demás se sientan bien, también.

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