Hay
cosas preciosas en este mundo, desde una sonrisa sincera de alguien a quien
quieres, hasta una tarta de chocolate. La belleza se esconde por todas partes,
aunque a veces nos resulte más fácil que otras encontrarla. Pero está en todos
sitios, lo aseguro. En todo se puede encontrar un lado bueno, por pequeño que
sea. En cada crisis hay una oportunidad para superarse; en cada derrota, una
oportunidad para aprender algo nuevo. Lo bello no es sólo lo agradable de ver,
que también, sino todo aquello provechoso y bueno. Una imagen puede ser bella
por sus colores, la luz, el orden y la forma de los elementos que aparecen en
ella, el significado que le damos, o lo que representa; de la misma forma, una
persona no es sólo bella por sus rasgos o el color de ojos, pelo y piel: es
bella por todo lo que la compone, dentro y fuera, significante y significado. Y
lo mismo ocurre con las situaciones. Por eso siempre hay algo bueno en todo lo
que podamos encontrarnos. La vida no consiste en quejarse de lo malo, sino en,
si no podemos evitarlo, aprender de ello y buscar el lado bueno que trae.
Incluso la filosofía oriental
comparte este punto de vista con el yin (阴) y el yang (阳).
Yin es el
lado oscuro, la noche y lo femenino; Yang el lado claro, la luz y lo masculino.
Cada parte contiene una semilla de la otra: en toda oscuridad hay un espacio de
luz, igual que en toda luz hay un espacio de oscuridad.