jueves, 15 de agosto de 2013

Disgustos e imprevistos

Hay muchas cosas que me disgustan: la lluvia, el frío, la ausencia de chocolate, correr o llegar tarde son algunas de ellas. Pero aunque no puedas evitarlas, casi siempre puedes prevenirlas o repararlas: meter un paraguas en el bolso, abrigarte bien antes de salir, comprar en el establecimiento más cercano, andar muy rápido y salir antes de casa. Sin embargo, se convierten en un problema (o inconveniente, si nos levantamos optimistas) si surgen de repente: de pronto nos hemos dormido y en cinco minutos teníamos que haber entrado en clase, o estamos paseando tranquilamente y nos ha caído encima una lluvia de verano. ¡Qué desagradable es estar empapada de agua sucia mientras recuerdas que hace apenas unas horas te habías lavado el pelo, y habías escogido ese día tu camisa preferida!

                                        

Y es que, como la lluvia  de verano, hay cosas que llegan sin avisar. Como esas visitas tan incómodas a la hora de la siesta, justo cuando te habías recostado plácidamente; o encontrarte con alguien que te atraiga el mismo día que decidiste salir a la calle con la ropa con la que sales a tirar la basura por la noche.
¿Nunca os ha ocurrido que os viene algún recuerdo o pensamiento estúpido a la cabeza y se aloja unos días entre circunvolución y circunvolución, bien cómodo y calentito? Y cuando parece que se ha ido, se despereza, emite un amplio bostezo y pide un poco de agua, que ya se te secó la garganta. Te hace preguntas incómodas y asocia sucesos que nunca debieron asociarse. No tienes claro a qué ha venido, solo sabes que a nada bueno. Y es que no puede salir algo agradable de esos seres con patitas y garras que se anquilosan en tu lóbulo temporal como si les fuera la vida en ello. ¿Y qué vida?, te preguntas, si viven a base de la tuya. Y entonces no te queda otra solución: coges una antorcha, te adentras al lugar de donde proviene esa molesta voz, y la arrojas a ese ser no tan desconocido como querrías. Pero cuidado, no vayas a errar el golpe y a quemarte por dentro.

                                    

No hay comentarios:

Publicar un comentario